Pobre del que se cree loco,
cree que por ser diferente
no se entiende con la gente.
El entendimiento es poco
cuando la gente tampoco
es del todo semejante.
El atrás es adelante
y el arriba es el abajo,
el descanso es el trabajo
y el amado es el amante.
Pobre del viejo Quijote,
lleva en sí el entendimiento
de un loco sin fundamento,
va navegando en un bote
que no se mantiene a flote.
Pobre del viejo Quijano
se le acusa de mundano
porque se nota distinto.
Ser distinto es el instinto
de todo el género humano.
Y pobre del carpintero
que dió por todos la vida,
ahora su vida es querida
por locos y pordioseros
que quieren morir primero.
Pobre del hijo de Dios,
que de tanto echar su voz
al mundo de la locura
les arrancó la cordura
a todos los que salvó.
También pobre del partero
que aluzaba la razon,
fue objeto de imitación
de sofistas y voceros
en su pensamiento entero.
Pobre del conversador,
Diotima le habló de amor
y el Daimon le habló de todo.
De uno y de todos los modos
copiarlo sería un error.
Y pobre dama locura,
es ansiada por cualquiera.
Todos quieren que los quiera
porque piensan que es la cura
para esta vida tan dura.
Pobrecita esta mujer,
la buscan por su poder.
Ignoran que está maldita,
quien la tiene necesita
saber por su no saber.
Pobre del que cree que sabe
a qué sabe la belleza,
sólo pierde la cabeza
cómo se pierden las aves
entre las nubes más suaves.
Pobre del que apaga el foco
y se queda viendo poco,
se concentra en pequeñeces
permitiendo que los jueces
le sigan llamando loco.
Glauco
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