La primavera, madre del verano,
fundió con su calor unos rosales.
Las quemaduras fueron daños tales
que del intenso ardor surgió un tirano.
Verano del amor, de la violencia,
de ti surgen fundidos los metales;
la primavera puso en ti sus males
y tú pusiste en ellos la inconsciencia.
Verano, en el otoño haces la guerra.
Haces grietas de viento en la madera
y hierves el carbón de la caldera.
En el invierno a no morir te aferras
y buscas un calor que no te hiera
cómo te hirió el amor de Primavera.
Glauco
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