Una oración, una vida,
una vida, una oración.
La vida y la religión
son cosas muy parecidas:
vida y muerte comprendidas.
Querer vivir no se aprende
y la muerte no se entiende.
Si se tiene algo de suerte
se podrá entender la muerte
como vida que se enciende.
Somos sólo una oración
pronunciada en cada acto.
Somos palabra que al tacto
deja de ser invención
para volverse creación.
No podemos confundir
el vivir con el decir:
se dice lo que se inventa,
se vive lo que atormenta
la creación con el morir.
Glauco
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