Justo tras de dos muros de manzana
se encuentran tres decenas de barrotes.
Detrás de esos barrotes sale a flote
el palpitar de una roja campana.
Campana roja suena y no resuena,
se mueve y al moverse hace marea
de una delgada y cristalina brea,
y así esa bóveda se encuentra llena.
Llena la boca de una mar inmensa,
empieza el movimiento que reprueba
el próximo desborde de la cueva.
La boca tiene en sí una mar intensa
que al menor movimiento se reaviva.
La mar se llama mar, también saliva.
Glauco
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