Hay un lugar en el cual
no choca el viento con nada,
ni con barra de metal,
ni con vaina germinada.
No hace rugido animal
ni corte fino de espada.
Hay un lugar marginado
donde todo está callado.
Una voz sin sonido, mar sin ruido,
cañón hecho silencio al estallar,
gemido confundido con aullido
porque los gestos no pueden hablar,
la muerte de la boca y el oído
detiene el pecho con su palpitar.
Algo hay devorador en el silencio
que deja al ruido cubierto de cencio.
En ese sitio la cantante muere,
la música se vuelve una condena,
los gritos no revelan que algo hiere
y el pequeño murmullo ya no suena.
En ese sitio todo aquel que quiere
encuentra en el silencio sólo pena.
Y entre la pena, la muerte y la nada
se calla aquella voz enamorada.
Hay un lugar en el cual
nunca se escucha de amor.
La rabia del animal
se esparce con gran horror.
En ese lugar el mal
hace un muerto del amor.
Es dolor y su comienzo.
Es la rabia del silencio.
Glauco
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