No tengo en mí la fuente del poema.
No tengo en mí la llama de la hoguera
creciente que hace al mundo primavera.
Tengo en la inspiración un gran problema.
No tengo en mí una voz clara y sincera.
No tengo en mí el misterio del esquema
que explica la belleza en un fonema.
Tengo en la inspiración una escollera.
El alma del poeta no la tengo.
A diario ya no sé ni quién soy yo.
Sólo hallo una respuesta, un corto no.
No sé hacia dónde voy, de dónde vengo.
Únicamente sé que hay algo en mí
deseando en la poesía un rotundo sí.
Glauco
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