Tras una fuerte tormenta
en un viejo jardincito
se juntaron,
cerca de una turulenta
farola, algunos mosquitos
y se hablaron.
Mientras ellos oían voces,
los hombres oían zumbidos.
En la tierra,
unos con picos atroces
y otros a alazos perdidos,
hubo guerra.
La guerra entre los insectos
y los grandiosos humanos
terminaba
y los humanos perfectos
y los mosquitos tiranos
se marchaban.
Algo sonaba en el cielo,
en realidad estruendoso:
una afrenta
que dejaria todo el suelo
cubierto de un manto acuoso:
la tormenta.
Glauco
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