Yo fui un niño abandonado,
abandonado a la suerte,
mas con el justo cuidado
de no padecer la muerte.
La oscuridad del afuera
y el oscuro corazón
me hacían desear que muriera
el fuego de la pasión.
Qué se muera la tristeza
y se muera la alegría.
Es nuestra naturaleza
estar tristes cada día.
Triste la muerte de Dios.
Triste la muerte del hombre.
Triste quien habla sin voz.
Triste quien no tiene nombre.
Las mariposas perdidas
vuelan doquiera que sea,
volando pierden la vida,
mas el viento aún aletea.
Yo fui un niño abandonado,
abandonado en el mundo,
mas soy hombre enamorado
de ver un mundo profundo.
Glauco
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