Pobres
de los pastos, ¿cómo se acarician
unos
a los otros al son de la brisa?
Ellos
van y vienen mientras se deslizan
los
pies suavecitos de una suave niña
que
con cada paso sí los acaricia.
Pobres de los focos, ¿cómo se
iluminan
con
un solo toque de ajena energía?
Ellos
se iluminan, pero sólo brillan,
no
son luz certera ni luz de la vida,
es
otra energía quien los ilumina.
Pobres de las llamas, ¿cómo se
consumen
sin
saber que mueren, mueren, mientras suben?
Ellas
van al cielo, pero no refulgen,
dejan
en el mundo algo del perfume
de
aquello que oxidan y que se consume.
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