Me he sentado a esperar que tus pestañas
abaniquen en mí sueños y hervores,
pa' que de lado a lado y sin errores
me muestre tu mirada que me extrañas.
Me he sentado a esperar que la maraña
de tu pelo se convierta en sol y flores
pa' llenarme en tu brillo y tus olores,
mientras mi despiadada hombría te daña.
Y aquí sigo sentado y esperando
que en el otoño encuentres el verano
y encuentres mis caricias en tu mano.
Y aunque no sé muy bien cómo ni cuándo,
espero que las hojas del otoño
enciendan el camino del retoño.
Glauco
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