Un camino deseó ser caminante
y miró de los pies el movimiento.
Los miró ir y venir del firmamento,
poco a poco, viajar hacia adelante.
–Es lo mismo estar muerto que estar quieto–
dijo para sí mismo aquel camino
recordando al Maimónides rabino,
pues estar no es igual a estar completo.
Sin embargo, cayó en el pensamiento
y notó que al pensar estaba vivo;
para andar no tenía ningún motivo.
Lamentable es saber que es sólo un cuento
del que piensa, desea, cuenta y escribe
un camino que quiere, piensa y vive.
Glauco
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