Cuando por vez primera te di un beso me supo
al beso de manzana que le dió Adán a Eva,
en mi boca el misterio del habla ya no cupo
porque allí mismo hizo tu beso hambrienta cueva.
Me sabes a sabores de internas realidades
(a entrañas, a emociones, a la oración del estro),
me sabes a la imagen de externas tempestades
que llueven y se inundan en el verano nuestro.
Tus labios que caminan los campos de mis labios
andan enamorados del paso que adivinan,
poseen las hechiceras miradas de los sabios
que miran el futuro al tiempo que alucinan.
Mis labios asemejan un cuerpo desgarrado
por el paso del tiempo que tus labios dibujan.
Unidos en un beso sin hoy y sin pasado,
tus labios a mis labios, en la pasión, estrujan.
Así esa vez primera de muchas se ha vestido
y siempre que te beso, y siempre que me besas,
se juntan en la alcoba memoria con olvido
llenando la experiencia de ritmo y de sorpresas.
Cuando por vez primera te di un beso mi boca
se volvió visitante de un nuevo paraíso
fundado en tu boquita, Rosetta de la roca,
así mi boca, al cielo, equivalente se hizo.
Glauco
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