Al cielo yo le canto
porque llenó de estrellas,
de nubes y de rayos,
de oscuridad y velas,
la cera de mis llantos,
de mis pasiones negras.
No sé qué Dios, qué cosmos,
ordena la celeste
pintura que a mis ojos
les da semilla verde
para cantar a coro
la muerte de La Muerte.
Yo canto para el cielo
las rimas infantiles
que tejen el deseo
de hebras rojas y añiles.
El cielo es ese fuego
de mi invierno de abriles.
Glauco
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