No recuerdo cómo fue
hablar por primera vez,
tampoco sé si después
con igual fluidez hablé.
Tampoco recuerdo haber
aprendido a caminar
ni sé si aprendí a llorar
igual que aprendí a comer.
Menos he de recordar
ese terror que sentí
aquella vez que no ví
a quien me debía cuidar.
Me duele poder saber
que ella tendrá que olvidar
que algo aprendió y el azar
ya no la dejara ver.
Hoy miro cómo aprendí
al verla aprender a ella.
La vida se hace más bella
al saber que la viví.
Glauco
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