Dicen que cuando nacemos
sabemos nuestro destino
y en cuanto empieza el camino
ese destino perdemos.
Quizá ese día pude verte
y creciendo te olvidé.
Si me dolió no lo sé,
sé que no quiero perderte
como lo hice aquella vez
porque ya no eres sentencia
del destino, eres presencia,
eres fuerza de mis pies.
La memoria no me alcanza,
me quedas tú y la esperanza.
Glauco
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