“Hay que jugar ajedrez”
dicen los hombres ociosos,
como si así lo babosos
se les fuera hasta los pies
y fueran hombres de diez.
La pose de pensativo
se vuelve pose de divo,
del que sí sabe pensar.
¡Quién se atrevería a jugar
el juego más aburrido!
Glauco
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