El archipiélago de los cariños
tiene nombre, reflejo y apellido,
cosecha la esperanza del dormido
niño que vio, al igual que vio a otros niños.
Se forma en lo profundo del palacio,
madero de la cruz que dios bendijo,
y da el amor a muerte por su hijo
tejiendo y retejiendo sol y espacio.
Es un abrazo eterno a la distancia.
Es un penar inmenso a toda hora.
Es la intuición de amor real y sonora.
Banco de entrega que el vivir financia.
Es la que vive y vive porque da,
el génesis al que llamo mamá.
Glauco
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