Antes de que el pecado primitivo
dejara marcas en Adán y Eva…
Antes que las pinturas de la cueva
mostraran el inicio de lo vivo…
Antes que el ave y su rama de olivo
le dieran a Noé la vida nueva…
Antes de que vivir fuera una prueba
y dios viviera solo y sin motivo…
Había una fuerza henchida en el anhelo
de ser abeja, barco, piel y cirio,
de ser alfa y omega, sueño y lirio,
de ser desvelo, boda, biblia y velo.
Hoy esa fuerza vive en el albor
eterno al que llamamos nuestro amor.
Glauco
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