una playa, un desierto de sonido;
un sollozo, unos versos y un conjuro;
un silencio, un suspiro y un aullido.
Una voz en los huecos de mi muro
me distrae de las risas del olvido
y dibujo en los huecos lo que he oído.
En las dunas calientes de mi oído
he sentido pasar voces y flores;
he sentido el milagro que hace el ruido
y he escuchado la paz de los colores.
He pensado que tú lo has permitido
pues te siento en mis llanos interiores
con tu verso, tu aullido y tu conjuro,
me has sembrado tu voz en un susurro.
Glauco
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