de la tempestad
me encontré el derroche
de la humanidad.
Amor, impaciencia,
odio, desamor,
falta de consciencia
del ser de la flor.
Todo vuelto humo,
vida y mortandad;
camas que perfumo
con la caridad.
Inocuas llanuras
de la inmunidad.
Las penas son duras,
también la verdad.
Impaciente el duelo
de la misma vida.
Las puertas del cielo
no son la salida.
En la noche oscura
se oye un estallido
y mi alma perdura
cuando estoy dormido.
Glauco
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