Más allá de los huesos,
donde anida la llama
inmortal que construye el descontrol,
se germinan los besos
y la paz se derrama
de los vasos y lámparas de alcohol.
Enmudecen los rezos
cuando el miedo reclama
a lo oscuro alejado del farol.
Se vacían los belezos
en la piel de una dama
que se funde en las lápidas del sol.
¿Qué sabe el descontrol
de controlar la llama
que inunda los momentos de los huesos?
El misterio del sol
al silencio reclama
y abandona la fe todos los rezos.
Glauco
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