sin una concreta forma,
estaba sentada Norma
mirando las noches bellas.
En una noche de aquéllas
se le apareció La Parca,
la que el universo abarca
y le dijo “A navegar
vámonos. Yo soy el mar
y tu saber es mi barca.”.
Mirando hacia el infinito
el universo se expande,
pero el morir es más grande.
“Vamos, yo te necesito”,
dijo La Muerte en un grito,
“¡Yo seré tu testaferro,
para que el día de tu entierro
nadie pronuncie un pronombre,
más bien, pronuncien tu nombre:
te llamas Julieta Fierro.”.
Glauco
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