Había unos cuantos lectores
con su postura bohemia,
de ésos que tienen anemia
y siempre se avientan flores.
Fue por sus alrededores
la calaca decidida,
y fue a quitarles la vida:
“Hoy me voy los voy a llevar.”,
les dijo sin vacilar,
“Su vida ya está perdida.”.
Aquéllos ni perezosos
mencionaron a Saavedra,
también “La espada en la piedra”,
los sonetos amorosos
de Dante. “Changos mugrosos,
dicen muchos escritores
como si fueran mejores
y tuvieran más razón.
Vengan conmigo al panteón
y no estén de mamadores.”.
Glauco
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