Presentación

Presentación

lunes, 13 de febrero de 2017

Una cañita con té

Miles de muertos caminando por la calle y yo sólo busco seguir hablando con alguno de ellos. Todos me desprecian y no sé por qué, quizá la carne muerta se pudre más rápido al contacto con la viva. Como nadie me habla, mejor voy a buscar al Salinas.
­            –¡Qué pedo, pinche Salinas! ¿Vas a sacar la serpiente o te vas a arrugar?­
–¡Ese Pin! La neta ando erizo, pero ‘amos a conseguir, ¡chingue su madre!
–No mames, orita dónde. La neta la gente anda igual que uno y con un chingo de morros. Nel, mejor así.
–‘Inche puñal, ¿no que querías chupar? ‘Ora ‘amos, perro.
–Es que siento gacho con las doñas que van todas cargadas de mandado; andan bien tranquilas y unos les baja su chesco.
–‘Ira, we, si no se los bajamos nosotros, otros les darán vuelta, y la neta a nosotros si nos hace falta.
–¿Nos hace falta? La neta chupar no es una necesidad.
–Si tú crees que saciar el deseo del alma de sentir lo que sentimos no es una necesidad: ¡estás bien pendejo! La belleza es una necesidad; ya sé que beber no es nada chido, pero me hace tanto bien sentir el aguardientoso sudor de la botella en mi garganta: está a toda madre.
–Es que está cabrón, porque no sé qué tanto me pueda animar a dejar a otros sin comer por andar saboreando un aguarrás. Mejor ‘amos a pepenar por ahí, igual y sale pa’ un Uruapan.
–‘Amos, pues, güé’.
            Íbamos caminando pa’ la lechería y nos encontramos al Sica, y estuvo como caído del cielo el chingón: traía su buen galoncito de cañita: puro del 96°; ya nomás no faltaba un tecito o algo –porque somos pedos, pero no pendejos: esa madre te quema las tripas.
            A penas nos acercamos a saludar a ese buen carnal, se agüitó: su jefecita se había cortado con la orilla de su tanque de gas y traía la pata toda desmadrada; hasta tenía las várices bien hinchadísimas. Yo nomás volteé a ver al Salinas como diciéndole –no hay que pedirle, se le ha de estar muriendo la jefa–, y ese cabrón lo veía como diciendo –¡Cámara, güé’! ‘Amos a chingarnos esa cañita pa’ que se te baje la cera–, y el Sica nos veía como diciendo –los muertos somos nosotros, cabrones, ¿no ven que la gente ya ni nos pela? Nos tratan como plástico de bolitas que ya no tiene ninguna con aire. No supe qué decirle a ese cabrón. Mejor le deseé que su jefita se alivianara y me moví. La neta ese Salinas no me convenció.
            –Cámara, mi Salinas, áhi la vemos.
            –¿A poco ya te vas, mi carnal? ¿Y esa pistola que nos íbamos a disparar?
            –Nel, me agüitó saber lo de su jefa del Sica. Mejor me voy pa’ mi cantón, igual y mis carnales me tiran la vaisa con un bajoncito. ¡Chido, güé’!
            –Órale, mi ñero: tenga pa’ que se suba a la banqueta– le dijo el Salinas mientras le daba una bachicha un poco negra, un poco sucia.
            Así, partió hacia su casa el buen Pin, mientras encendía la bacha –porque eso sí, cerillos nunca le faltaban. En el cruce de la avenida más grande de su colonia, un viejo de unos 74 años se sintió agredido por la mirada del Pin: sacó su charrasca y lo apuñaló siete veces. Nada más fue de ese canijo.
            Días después el Salinas encontró $100.00 y por fin se compró su cañita. Se la preparó con té. Recordó lo que le dijo al Pin sobre la necesidad que los hombres tenemos de la belleza y pensó –si la belleza fuera necesaria no tendríamos que buscarla: justo como yo.

Talio


Maltratando a la musa

Botellorón

Siempre que miras dentro mío, me robas
con ese ojo tuyo que, llorando,
viene a derramar su amargo llanto,
mientras mis bajas pasiones afloras.

Eres el frío de mi mano volviendo
caliente tu cuerpo que acaricio
mientras, la felicidad, auspicio
de los hombres con los que vivo el cuento.

Bendita seas amada dama hosca.
Sígueme llorando hasta que llegue el fin,
hasta que acabe lleno de aserrín,
hasta que me dejes seca la boca.



domingo, 12 de febrero de 2017

Danny



                                              

-¿Sabes? Ya me harté de mi empleo, de Daniela, de los pocos amigos que tengo. Hay veces que ni creo tenerlos. Hay veces en que la realidad me parece tan irreal, como si el universo estuviera en otro lado, pero no aquí.
-Yo siempre seré tu amigo y confidente. Háblame.
-Gracias, Danny. Es mi cubículo, el atender llamadas con preguntas estúpidas del otro lado del auricular. Mi jefe soberbio que me trata como basura. La sensación de no ir hacia ningún lado. Estar a la deriva.
-Vamos, eso no es el fin del mundo. No seas mariquita, si muchas personas tienen el mismo problema que tú. El mundo gira, ¿porqué no avanzamos con él? Hablemos claro, dime lo que realmente te molesta.
-A ti no se te va una ¿cierto? Es Daniela, ella me tiene las vértebras adoloridas.
-¿Qué hizo o qué de qué? Si es tan simpática
-Claro que lo es. Pero se aprovecha de mí, me engaña con cualquiera que le tire la onda, a veces hasta con los que no. Creo que no sólo me usa a mí, creo que es igual con todos los hombres. Les exprime todo uso posible y después les deja. Encuentra un enfermo placer en hacerme esto. Después viene y me dice que soy importante para ella y así. Según me ama, pero tú y yo sabemos que no.
-¡Ah! ¡Qué maldita! Deberías estar con alguien que te aprecie en serio. No te dejes pisotear.
-¿Se puede querer y odiar a alguien al mismo tiempo?
-Me parece probable, sí. ¿Qué sentimiento te domina más? Es algo como la simbiosis, el odio y el amor se necesitan.
-Si tengo que decir uno... diría que la odio más de lo que la quiero.
-El odio corroe. El ácido mortífero del ser. Pero hay que aceptarlo, es tan útil y necesario como peligroso.
-Vaya que sí. ¡Quisiera estrangularla! Por lastimarme. No tiene derecho.
-Ya, ya, cálmate. Es tan fácil, estrangúlala.
-¡Puta! Qué fácil eh, Danny. No me atrevo ni a matar las arañas del baño, ya parece que voy a andar asesinando.
-Entonces quédate ese odio que, paulatinamente, te va a matar a ti.
-No, no. Tampoco quiero eso.
-Yo puedo hacerlo si quieres.
-¿Hacer qué?
-Matarla, estrangularla.
-Tú estás loco
-Lo sé. Mira, ¿quieres que lo haga o no?

Danny es mi mejor amigo. Es todo lo que yo no soy; atrevido, mordaz, astuto, demente. Siempre tiene una sonrisa en la cara, sus pómulos sonrojados y ojitos vivarachos. Además de que es algo así como un sociópata. Todo el tiempo me exhorta a romper leyes y reglas. Muchas veces (casi siempre), le hago caso.







Es otro tedioso día en el limbo oficinista, respondo llamadas y llamadas. Ese camino no me agrada.
Agrégale vestirse con corbata y saco, me siento atrapado en la vestimenta, sofocado.
Un horario grosero y un calor insoportable, ¡maldita sea la hora en que no acabé la prepa!
Una sola idea en la cabeza: La muerte de Daniela. Danny me dijo que estaría muerta para el anochecer. Miro fijamente el reloj de mi escritorio, parece que el segundero se ha apenado por mis ojos y no quiere avanzar. Lo hace cautelosamente.
Así se me pasan tres horas, por fin mi hora de salida.
Una voz en mi interior proclama por alcohol. Le hago caso y me voy a un bar a beber hasta la inconciencia.

Pasa de la una de la mañana y llego tambaleando a casa. Me siento feliz y libre, sin razón aparente, ¿o si la hay?
Ahí está Danny en la sala, sentado y tierno; sonriente.
-Joe, misión cumplida. La que le hacía jaque mate a tu cabeza ya no existe.
Un breve malestar me aqueja al escucharlo, debe ser la parte de mí que la quiere demostrando su dolor. El malestar da paso a un júbilo exquisito. Celebro tomando una copa de vino, no le invito a mi querido salvador porque no toma.
-Pero, ¿cómo ha pasado?
-¿Quieres detalles? ¿En serio? Quizá no sea bueno para tu sanación.
-Tienes razón.

La Prensa. 17 de marzo de 2009. ¡DESTRIPADA EN CASA!

México, D.F.- Durante el transcurso de la noche de ayer, fue asesinada salvajemente en su hogar Daniela Camargo Chan. El trabajo de los peritos ha iniciado. “La puerta no fue forzada, no hay indicios de allanamiento, lo que indica que conocía al agresor”, dijo el perito Víctor Hernández.
La noticia ha consternado al vecindario. “Era una nena requete tierna y amable, no tenía problemas con nadie. Es tan triste que maten a gente inocente y los malvados sigan vivos. Espero que las autoridades se pongan a trabajar y encuentrensen (sic) al asesino”, dijo la señora Paquita, vecina de la difunta mujer.
Las autoridades trabajan a doble ritmo en el caso. Se intuye la posibilidad de un “crimen pasional” pues no se ha detectado la ausencia de pertenencias valiosas o dinero en efectivo.
El asesino tuvo mucho tiempo pues, como muestran las imágenes adjuntas, fue golpeada y después le sacaron las entrañas.
Lo sorprendente en este rubro es que el asesino tomó el corazón...


Tras haber leído la noticia en un puesto de revistas, decido hablar con Danny. El trabajo se puede ir al quinto infierno, no importa ya. Sólo quiero saber porqué la ha matado con tanto lujo de violencia. ¿Y para qué tomó el corazón?

-Danny, esta vez si te has pasado.
-Calma, calma. Se me fue un poco de las manos. Me resultó muy placentero maltratarla, lo siento. No sabía que fuera tan divertido.
-Lo hecho, hecho está. No estuvo bien. Pero ¿qué carajo? El corazón ¿para qué lo quieres?
-Ah, un burdo simbolismo de lo que a esa mujer nunca tuvo. Es todo.
La plática me deja mas perturbado que aliviado.

Han pasado seis días desde la muerte de Daniela. Aún me debato entre el amor y el odio, el alivio de su muerte y la extrañeza de su ausencia.
Tocan violentamente la puerta.
-¡Abran la puerta! ¡Ábranle a la ley!
-Carajo, no puede ser.
Abro la puerta, disimulando tanto como está a mi alcance el miedo que corrompe mi cuerpo.
-¿Joe Alférez?
-...Eh...sí...¿quién pregunta?
-Necesitamos que nos acompañe.
-¿Porqué?
-Unas cuántas preguntas que queremos hacerle acerca del asesinato de la señorita Camargo...
No quedó más remedio que acompañar a los oficiales.
En la comisaría se siente en el aire el crimen. Me hacen preguntas, más bien buscando mi culpabilidad. Me parece que no me toman por sospechoso, me toman por el asesino confirmado, esa impresión me da.

-Hablemos claro ¿Asesinó o no a la chica?-Inquirió el oficial Del Horno, el de los nudillos ensangrentados.
-No, yo no la he matado.
-Tenía relación con ella, ¿cierto? Un noviazgo.
-Sí, pero no la maté- Desearía que Danny estuviera aquí.
-Entonces, haga el favor de explicarme: ¿Cómo es que se encontró su ADN en la escena del crimen?
Mi rostro debió mostrarse anonadado y atemorizado. Los ojos rebosantes de temeridad me intimidaban. Tuve que confesar lo que sabía.
-Yo sé quién la mató, no fui yo.
-Dígame quién.
-Fue Danny. ¡Mi amigo Danny!
-Señor Alférez, me he tomado la libertad de mandar inspeccionar su casa y ¿sabe? No me gusta que me vean la cara de pendejo.
-¿Porqué lo dice?
-Porque espero que tenga una mejor coartada que inculpar a su amigo Danny. Si no... Ya se chingó.
-Pero... ¡si él lo hizo! ¡Le juro!
-¡Alférez! ¡Déjese de pendejeadas! Encontramos el corazón de la chica, estaba en una cajita de madera en su cuarto. También encontramos a Danny...¿Me va a decir que Danny no es un muñeco de ventrílocuo que tiene su nombre grabado en el saco?

viernes, 10 de febrero de 2017

Carne de cañón

Carne de cañón 

La belleza se prostituye por nuestras calles, esperando encontrar al amor entre sus clientes frecuentes, pero no sabe que a éste lo ha secuestrado el maloliente sexo, brazo derecho del descaro público. La belleza paga, sin saberlo, el tributo para rescatar al amor de las garras del pecado. 

Javel 

jueves, 9 de febrero de 2017

¡Día de insultos!

Se aproxima uno de los días más celebrados en el año y, es sin duda alguna el catorce de febrero. Día aprovechado por la mercadotecnia para prostituir la falsa concepción del amor y la amistad. No caeré en la frase de cualquier día del año es bueno para celebrar al amor o a la amistad. Pues esto me parece un fallido intento de justificación por parte de quien aún no comprende algo al respecto. Pero con ello no quiero decir que quienes son partícipes de tal celebración hayan comprendido algo. Intentaré explicarme con claridad: el amor y la amistad son condiciones humanas, no requieren celebración, no hay necesidad de hacerlo. Pues por el simple hecho de amar y ser amigos, es una fiesta en el corazón de cada uno.
Es decir, no es forzoso obsequiar regalos o aceptarlos para demostrar que se ama o que se tienen amigos. Pues incluso hay ocasiones en las que se observan bastantes muñecos de peluche o tarjetas arrumbadas en el armario y, ni si quiera se recuerda de quien provenían. Me parece que los regalos son un insulto al corazón. La intención al obsequiar algo es un tanto egoísta e hipócrita: ya que sólo prueba el remordimiento de conciencia o el vacío que hay en el interior. Quienes osen en considerar que los regalos compensan el desinterés, las palabras que no se han dicho o las que se dijeron pero sólo hirieron: no han entendido nada. Esas personas son la prueba de que el autoengaño es posible y lanzan una cortina de humo al obsequiar alguna baratija para enmendar la culpa. Se engañan que son amados por su amante o amigos. Creen que son perdonados por tener alguna intención aparentemente amable. Esconden detrás su ego al regalar ostentaciones para impresionar, por eso son insultos al corazón.

El amor y la amistad no se reducen a demostraciones con objetos. Ambos son asuntos del corazón. La residencia para estas dos condiciones está en el pensamiento y la memoria. La convivencia, el trato afable, sonrisas, disgustos, lágrimas, arrepentimiento, confianza y, demás cualidades que nos hacen ser humanos, son pruebas de nuestra sensibilidad. Y ésa nunca se sustituirá. Las flores se marchitan. Las tarjetas se tiran o se arrumban. Los muñecos se avientan en lo más recóndito del armario. Los autos se devalúan o se destruyen. Los dulces y la comida se digieren. Los objetos se olvidan, si se corre con suerte, se le otorgará algún significado. Pero pese a este afán y la insistencia de regalar chunches, éstos siempre remitirán al recuerdo de alguien. De manera que es preferible ser recordado sin la necesidad de ver aquel objeto que se llegó a regalar. Es deseable permanecer en la memoria de los amigos y, que al ser recordada dibuje alguna mueca en sus rostros.