¿Qué tanta disponibilidad
tenemos para reunirnos con los amigos? Antes de responder, quiero disculparme
con el resto de los lectores. Pues estas líneas están destinadas exclusivamente
para aquellos con los que he convivido en los últimos cuatro años de la carrera
(ellos sabrán a quiénes me refiero). Días pasados, no recuerdo con exactitud
cuántos, platiqué con uno de ellos. La conversación se tornó en que la mayoría
no presentaba disposición para reunirnos. Razones sobraban, lo claro era que en
la lista de prioridades no aparecía estar disponibles a convivir un momento.
Sé que tenemos muchas
ocupaciones por atender y, que hay prioridades o al menos se está convencido de
ello. Sin embargo, los amigos también tienen que estar en esa supuesta lista.
Estoy totalmente de acuerdo con aquellos que consideran que nuestra prioridad
es atender al trámite de titulación y, por ello lo primordial del sentido de
nuestra vida, en estos momentos, debe ser la redacción del trabajo de tesis. O
que en lugar de organizar reuniones, hay que ocuparse en la reflexión de
algunos problemas filosóficos y, acercarse más a los libros.
No obstante, pese a las razones
expuestas, las cuales son lo suficientemente persuasivas, también estoy de
acuerdo con aquellos que dicen: “no se cancelará el trabajo de tesis por
permitirse estar algunos momentos con los amigos”. Estoy convencida de que
convivir con aquellos que han marcado nuestras vidas es prioridad. Pues los
amigos no se dejan “para cuando tenga tiempo”, sino que hay que ocuparse de ellos
cuando están. Escucharlos, saber qué es lo que les sucede o cómo les ha ido,
también son aspectos prioritarios. Y reflexionar con alguien que se estima es
más fructífero que hacer soliloquios que nadie entiende.
Por otra parte, soy consciente
de que volver a reunirlos a todos es una tarea complicada pues, el encontrar el
momento indicado es imposible. O adecuarse a los tiempos de cada uno es algo
totalmente sobrehumano. Este tipo de situaciones me han conducido a concluir y
asimilar que no es razón suficiente el que algunos no estén disponibles para
reunirse y, por ello se tenga que cancelar la reunión. Pues para vernos y saber
de notros, no es necesario que todos estén disponibles, aunque eso sería
preferible, pero la disposición a veces no se tiene. En ese sentido, si la
finalidad del quehacer filosófico es propiciar el diálogo, éste sólo es posible
en compañía de los amigos. Y si la reflexión y atender a los problemas
filosóficos encabeza nuestra lista de prioridades, pues el estar disponibles
para aquellos que quieran dialogar debería ser el encabezado de esa lista.
Muchas gracias Analyse por tus palabras. Estando de acuerdo con todo lo que dices, me sigue inquietando el porqué no se ha dado la oportunidad. No perdamos el deseo de volvernos a ver. Gracias.
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