Presentación

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jueves, 10 de marzo de 2016

Recuerdos

¿Por qué no consolarme en recuerdos? Ésa fue la petición o mejor dicho la sugerencia que recibí de un buen amigo, no estoy muy segura de haber entendido qué quería decir con dicha interrogante.  Sin embargo, me parece que se refiere a que debo atender a las cosas que están por venir y, para ello es necesario que deje de encerrarme en mis recuerdos. Si bien es cierto que recordar es una manera de ejercitar la memoria, el extremo de caer en los recuerdos es que se deja de lado el “aquí y el ahora”. Aunque no sepa que quiere decir con ello.
Entiendo que en tanto que pasan los días, a la par, las preocupaciones son cambiantes.  Es decir, cuando me encontraba en los primeros semestres de estudio en la licenciatura, me ocupaba de entender todo lo que se decía. Con facilidad me asombraba con discursos adornados, que pese a mi poca familiaridad con ellos, aceptaba todo lo que decían. Conforme a mi paso por los demás semestres, ello dejó de preocuparme, pues fui dando prioridad a mi propia opinión. No es que haya sido indiferente al resto de las opiniones,  sino simplemente sólo ponía atención y atendía a aquellos que consideraba merecedores de ser escuchados. 
Me di cuenta de que hay discursos que solamente pretenden encantar a los oyentes, como una especie de serpiente que sólo hipnotiza a sus presas. En ese sentido,  pude distinguir a aquellas personas que sólo les importa la fama y en su tarea afanosa de conseguir “fans”,  sólo importan ellos mismos. En estos casos, la tarea de la reflexión dista de sus intereses particulares, pues ello queda de lado,  ya que la intención es conseguir la aceptación de sus palabras. Y los aprendices nos convertimos en espectadores y, olvidamos lo esencial que nos hace permanecer en esa carrera,  el aprender.
Ahora bien,  amigo mío,  respondiendo a tu pregunta,  he de decir que el interés por aprender sigue latiendo en mí.  Mis recuerdos me han enseñado a no caer en el encanto de algunas serpientes.  Pero también reafirman mi interés por la filosofía. Aunque mi instancia en las aulas se haya caracterizado por el silencio, considero que el tiempo está a mi favor y, aún puedo expresar eso que hasta el momento sólo había permanecido en mi pensamiento.  Mis recuerdos subrayan mi interés por esta vida,  de saber y aprender.  Y me ayudan a no caer en la tentación de resignarme y olvidarme lo que está por venir.  Así que no me consuelo en ellos,  sino que vivo de ellos para lo que está por venir.  

Y tú lector ¿vives en tus recuerdos?

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