Es
bien sabido para todos mis amigos que soy un amante de la música, y cuando digo
amante me refiero al sentido más nimio de la palabra (o quizá al más amplio),
porque lo mismo escucho y disfruto y padezco a Felix Mendelssohn y su famosa Hidebride overture que la despreciadísima
No me trates de engañar de El General.
No soy –y nunca he sido– muy bueno para discriminar entre la buena música y la
mala. Esto no me ha imposibilitado de dar uno que otro juicio sobre numerosas
piezas, autores, colecciones, etc., con la intención de ver en ellos más que
una simple canción.
Uno de los grupos que más me ha dado qué pensar sobre lo que
dice y cómo lo dice, por qué y para qué, etc., es Bersuit Vergarabat:
agrupación argentina que lleva más de dos décadas en la escena musical de su
país y que en nuestro México lindo y querido ha alcanzado fama gracias al éxito
Yo tomo; y que se caracteriza por su
supuesta locura dentro de escenario y fuera de él, dando a pensar que en la
música de Bersuit uno sólo puede encontrar disparates dignos de la autenticidad
que el Nuevo orden mundial ha traído para todos nosotros, sus hijos.
En los últimos días fue una canción de estos rockeros –así
les dicen los especialistas– la que me trajo a la vuelta y vuelta con desbordantes pensamientos, tanto, que
quiero compartir con ustedes mis reflexiones al respecto. La canción se llama Sencillamente. Como seguramente no todos
la conocen, les haré una breve descripción.
Esta magnífica obra lleva, musicalmente hablando, un sonido
desesperante, que con un bip y un
ritmo cadencioso, propio del corazón que
se desespera pero jamás lo dice, nos introduce al discurso literario de la
misma. Sin su melodía principal, no podría comprenderse el mensaje de amor sincero
que transmite. Por su parte la letra nos narra la súplica de un hombre que
desea amar una mujer con tal locura que le ruega que le dé todo lo necesario
para amarla como ella merece, recordando a San Agustín diciendo Da quod iubes et iube quod vis (Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras).
Y aunque estos argentinos, probable y muy seguramente, no estén pensando en las
palabras del obispo de Hipona hacen alusión al mismo problema, al problema que
tiene el hombre para conocer aquello que ama. Sencillamente se transforma en una paradoja de aquello que ni por
lejos puede ser sencillo. Sencillamente se dice amar, y amar vuelve la vida
sencilla; en la experiencia no podemos ver siquiera qué estamos haciendo cuando
amamos. Así, en una conjunción de música y letra vamos a dar un tour por la desesperación del hombre
enamorado. Pero no una desesperación de hombre que va al mal, sino una
desesperación de un hombre que busca el bien y se le esconde el camino. Habla
de esa desesperación a la que el hombre ya no está expuesto desde que tiene
soluciones obvias y muy simples para todos sus problemas. El enamorado no
conoce soluciones si no es gracias al amor mismo. Y mejor aún, nos muestra la
importancia de conocer lo que se ama.
Quizá yo le vi mucha cola a una simple canción de un simple
grupo, pero no pude evitar pensar que, aunque quizá no haya tanta profundidad
en las palabras de este equipo de fútbol que hace música, lo que dicen nos
invita a pedir la ayuda de aquello mismo que buscamos obtener. Algo así como la
propuesta de que el amor y el conocimiento van unidos porque son parte un solo fin
en sí mismo: la felicidad. Por eso el protagonista de la canción sólo logra encontrar
consuelo en la devoción que siente por la mujer amada. Es así que en la música
encontré una reafirmación del problema del amor al conocimiento, el
conocimiento del amor y la relación entre ambos, so pena de no saber distinguir
entre la buena y la mala música; un problema difícil. Sólo me resta omitir Maltratando a la musa para compartir con ustedes la letra de la ya
muy mencionada pieza.
Sencillamente
Dame,
sencillamente,
Lo
que más te guste,
Lo
que más te guste.
Dame,
solamente,
Lo
que más te guste
Y
nada más.
Es
que estás llena de sombras
Y
ensombreciste la casa.
El
nido estaba caliente
Y
acabó por enfriar.
A
veces duele mentirte, la verdad.
Es
que te veo acovachada
Como
una fiera acorralada
Que
sólo a mí quiere atacar.
Por
eso
Dame,
sencillamente,
Lo
que más te guste,
Lo
que más te guste.
Dame
solamente
Lo
que más te guste
Y
nada más.
El
esfuerzo te afea;
Sólo
curvas en la espalda;
La
vida pierde la gracia
Para
el que olvida celebrar.
Y me
pedís lo que no tengo, mi bien.
Lo
que haga no te alcanza;
No
hay pan que tape el agujero:
El de
la angustia existencial.
Por
eso
Dame
solamente
Lo
que más te guste
Y
nada más.
Estás
hincada mirando al suelo
Con
una virgen en tu regazo,
Te
deshiciste de vos
Y
ahora lo culpás a Dios.
Es
que amo tu sonrisa
Y lo
demás no me hace falta;
Si
bailaras para el cielo esta noche amor
Buenos
augurios llegarán.
A
veces me siento cruento
Al
fantasear con tu vida.
No
pongo de más expectativas
De
que vayas a cambiar.
Y a
veces te volvés exigente
Esperando
magia en mis propuestas
Pero
alguna absurda respuesta
Te
vuelve a decepcionar.
Dame
sencillamente
Lo
que más te guste,
Lo
que más te guste.
Dame,
solamente,
Lo
que más te guste
Y
nada más.
Por
eso:
Dame
sencillamente
Lo
que más te guste
Lo
que más te guste
Y
nada más…
Y
nada más…
Lo
que más te guste…
Lo
que más te guste…
Lo
que más te guste…
Lo
que más te guste…
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