Presentación

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lunes, 4 de julio de 2016

La dificultad de la sencillez

Es bien sabido para todos mis amigos que soy un amante de la música, y cuando digo amante me refiero al sentido más nimio de la palabra (o quizá al más amplio), porque lo mismo escucho y disfruto y padezco a Felix Mendelssohn y su famosa Hidebride overture que la despreciadísima No me trates de engañar de El General. No soy –y nunca he sido– muy bueno para discriminar entre la buena música y la mala. Esto no me ha imposibilitado de dar uno que otro juicio sobre numerosas piezas, autores, colecciones, etc., con la intención de ver en ellos más que una simple canción.
Uno de los grupos que más me ha dado qué pensar sobre lo que dice y cómo lo dice, por qué y para qué, etc., es Bersuit Vergarabat: agrupación argentina que lleva más de dos décadas en la escena musical de su país y que en nuestro México lindo y querido ha alcanzado fama gracias al éxito Yo tomo; y que se caracteriza por su supuesta locura dentro de escenario y fuera de él, dando a pensar que en la música de Bersuit uno sólo puede encontrar disparates dignos de la autenticidad que el Nuevo orden mundial ha traído para todos nosotros, sus hijos.
En los últimos días fue una canción de estos rockeros –así les dicen los especialistas– la que me trajo a la vuelta y vuelta con desbordantes pensamientos, tanto, que quiero compartir con ustedes mis reflexiones al respecto. La canción se llama Sencillamente. Como seguramente no todos la conocen, les haré una breve descripción.
Esta magnífica obra lleva, musicalmente hablando, un sonido desesperante, que con un bip y un ritmo cadencioso,  propio del corazón que se desespera pero jamás lo dice, nos introduce al discurso literario de la misma. Sin su melodía principal, no podría comprenderse el mensaje de amor sincero que transmite. Por su parte la letra nos narra la súplica de un hombre que desea amar una mujer con tal locura que le ruega que le dé todo lo necesario para amarla como ella merece, recordando a San Agustín diciendo Da quod iubes et iube quod vis (Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras). Y aunque estos argentinos, probable y muy seguramente, no estén pensando en las palabras del obispo de Hipona hacen alusión al mismo problema, al problema que tiene el hombre para conocer aquello que ama. Sencillamente se transforma en una paradoja de aquello que ni por lejos puede ser sencillo. Sencillamente se dice amar, y amar vuelve la vida sencilla; en la experiencia no podemos ver siquiera qué estamos haciendo cuando amamos. Así, en una conjunción de música y letra vamos a dar un tour por la desesperación del hombre enamorado. Pero no una desesperación de hombre que va al mal, sino una desesperación de un hombre que busca el bien y se le esconde el camino. Habla de esa desesperación a la que el hombre ya no está expuesto desde que tiene soluciones obvias y muy simples para todos sus problemas. El enamorado no conoce soluciones si no es gracias al amor mismo. Y mejor aún, nos muestra la importancia de conocer lo que se ama.
Quizá yo le vi mucha cola a una simple canción de un simple grupo, pero no pude evitar pensar que, aunque quizá no haya tanta profundidad en las palabras de este equipo de fútbol que hace música, lo que dicen nos invita a pedir la ayuda de aquello mismo que buscamos obtener. Algo así como la propuesta de que el amor y el conocimiento van unidos porque son parte un solo fin en sí mismo: la felicidad. Por eso el protagonista de la canción sólo logra encontrar consuelo en la devoción que siente por la mujer amada. Es así que en la música encontré una reafirmación del problema del amor al conocimiento, el conocimiento del amor y la relación entre ambos, so pena de no saber distinguir entre la buena y la mala música; un problema difícil. Sólo me resta omitir Maltratando a la musa para compartir con ustedes la letra de la ya muy mencionada pieza.



Sencillamente
Dame, sencillamente,
Lo que más te guste,
Lo que más te guste.
Dame, solamente,
Lo que más te guste
Y nada más.
Es que estás llena de sombras
Y ensombreciste la casa.
El nido estaba caliente
Y acabó por enfriar.
A veces duele mentirte, la verdad.
Es que te veo acovachada
Como una fiera acorralada
Que sólo a mí quiere atacar.
Por eso
Dame, sencillamente,
Lo que más te guste,
Lo que más te guste.
Dame solamente
Lo que más te guste
Y nada más.
El esfuerzo te afea;
Sólo curvas en la espalda;
La vida pierde la gracia
Para el que olvida celebrar.
Y me pedís lo que no tengo, mi bien.
Lo que haga no te alcanza;
No hay pan que tape el agujero:
El de la angustia existencial.
Por eso
Dame solamente
Lo que más te guste
Y nada más.
Estás hincada mirando al suelo
Con una virgen en tu regazo,
Te deshiciste de vos
Y ahora lo culpás a Dios.
Es que amo tu sonrisa
Y lo demás no me hace falta;
Si bailaras para el cielo esta noche amor
Buenos augurios llegarán.
A veces me siento cruento
Al fantasear con tu vida.
No pongo de más expectativas
De que vayas a cambiar.
Y a veces te volvés exigente
Esperando magia en mis propuestas
Pero alguna absurda respuesta
Te vuelve a decepcionar.
Dame sencillamente
Lo que más te guste,
Lo que más te guste.
Dame, solamente,
Lo que más te guste
Y nada más.
Por eso:
Dame sencillamente
Lo que más te guste
Lo que más te guste
Y nada más…
Y nada más…
Lo que más te guste…
Lo que más te guste…
Lo que más te guste…

Lo que más te guste…

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