¿Cultura? Se entre
dejan leer muchas definiciones al entorno de dicha palabra. Pero ninguna de
esas expresiones corresponde con la realidad. Se dice que la cultura es aquello
que nos da identidad y, que devela nuestra forma de vida. Existen muchas actividades
que pretenden exaltar las especificaciones, los rasgos que nos hacen ser
mexicanos. La intención es noble e ingenua, y no obstante resulta fallida. Es
decir, por más propaganda que se le haga a los atuendos de ciertas comunidades,
en su mayoría de grupos indígenas, y de portar algunos accesorios, escuchar
cierta música e incluso consumir algunos alimentos, los mexicanos simplemente
no somos eso que se describe.
Las descripciones que
se hacen acerca de la forma de vida de los mexicanos distan mucho de la
cotidianidad. Por ejemplo, no vestimos con prendas bordadas. No se escucha
música mexicana, sino lo que se escucha ya tiene influencia de otros países. Es
común ver con frecuencia a los infantes comiendo gustosamente hamburguesas que
quesadillas de huitlacoche. Esto por decir algunos ejemplos que develan una
patética y supuesta cultura. Tal vez nunca ha habido algo que nos identifique
con dichas descripciones y, solamente se trata de un “cuentito más”. Quizá
exagero las cosas y, no entiendo a qué se le llama cultura.
Sin embargo, si se
acepta que la cultura es aquello que nos identifica, entonces ¿por qué la
molestia, indignación y rechazo por los “narcocorridos” o el narcotráfico? No
hago una apología por este tipo de acciones. Si bien es cierto que no todos
somos partícipes de dicha actividad, de alguna manera somos víctimas. El tratar
de ocultarlo o pasar desapercibidos ante dichas situaciones no nos excluye de
pertenecer a ello. Y ¿hasta qué punto podemos distar de esa manera de vida? La
respuesta evidente es no involucrarse, pero quienes nos representan son los
autores. Si lo sabemos y cerramos los ojos ante ello, en ese momento somos
participes y “bienvenidos a la nueva cultura”. Y parece que un alto porcentaje
de la población se ha familiarizado con este entorno, apostaría a que los niños
se saben más de un narcocorrido que el Himno Nacional. Y ¿cuál es el problema?
La resignación, ésa es la tentación de este siglo.
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