Presentación

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lunes, 15 de agosto de 2016

Escrito desnudo

Aviso a la comunidad: Si usted es moralista, criticón, asquiento o lo que sea, no lea lo siguiente. El título es claro, ¿o será un chiste malo, o una broma pesada?

No hace  mucho llegome un correo electrónico dónde se me pedía escribir sobre escribir. Por falta de tiempo, desidia, ánimo filosófico – creo que de esto último ni tengo– o lo que ustedes quieran y manden, no lo hice en su momento; y más porque ya antes he escrito aquí sobre tan interesante tarea. Sin embargo, creo que ese escrito mío y los otros no han sido claros completamente en lo que respecta a la concepción que tengo de la escritura. Creo que en la escritura se vierten las dos características fundamentales de todo ser humano: la razón y la pasión. En la razón vemos reflejada la lógica y la argumentación que nos permite hermanarnos con el lector en la más noble tarea de todo buen hombre: conocer la verdad; en la pasión encontramos la belleza del discurso que nos atrapa para poner atención al conocimiento de la verdad. Esta separación no la hago como modificador de la ontología de la escritura, pues ¿quién soy yo para modificar lo que ésta es? La hago pensando en que es más sencillo separar un taco en sus diversas partes para apreciarlo mejor y que esto permita comprender mejor por qué me gusta el taco; lo mismo con la escritura: la separo para apreciarla mejor, pero consciente de que no es divisible realmente.
La razón es engañosa y la pasión también. La primera porque nos despierta las bajas pasiones, y la segunda porque nos fomenta las malas razones. Escribir nos hace correr el riesgo de engañar o de engañarnos. Engañar deliberadamente ya atiende a una intención malvada, engañar inconscientemente nos lleva al mal. El malvado se puede arrepentir, el malo ni siquiera sabe que eso existe y elige la muerte. Así, quien escribe con la firme intención de realizar su propia naturaleza, la de todos, aunque diga malos argumentos, o escriba con estilo soez, se acerca a dar buenos argumentos y dar belleza en sus construcciones literarias, siendo así más cercano a ser buen hombre; quien asume que ya lo hace, o valora uno por encima del otro, quizá no debería escribir, pues no puede siquiera serlo. Escribir es el sello de todo hombre, y le permite autoconocerse y mostrarse a los otros desnudo. Quien crea lo contrario seguramente se valora mucho como lector.

Talio


Maltratando a la musa

Leer y escribir

Son lo público y privado,
son pie derecho y pie revés;
mano derecha rasgando,
mano izquierda haciendo Re;
ropa para el desayuno,
pa’ la cama desnudez;
inocencia en el escrito,
sabiduría en el que lee.


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