Sinceramente,
no pensé en un tema en específico para abordar en la publicación de hoy.
Recuerdo que hace un semanas, platicando con Pulpdam, decíamos que el ideal es
que el escrito se escribiera unos días antes de la fecha de
entrega-publicación, pero la realidad (o por lo menos la mía) es otra. Como no
sé de qué hablarles les contaré lo que pensaba mientras iba en el camión de
regreso a casa.
Pensaba
narrarles mi día pero no quise hacerlo porque es mío y si se los cuento y se lo
imaginan, en algún sentido será suyo (algo que realmente no sé si quiero). Así,
llegue a gritar en mi mente: “¡Ya sé qué escribiré! Hablaré sobre cómo a veces,
por hacer cosas que requieren un tiempo, como escribir, nos perdemos de otras,
como vivir.” Y mientras pensaba esto,
recordaba que hace unos meses, me lamentaba de no poder bailar por tener que
escribir un ensayo para la clase de Epistemología II que hablaba, curiosamente,
sobre la danza. Entonces, quería justificar lo aburrido y no planeado de mi
entrada diciendo que no lo pensé porque fui a caminar por el centro de la CDMX
a ver las luces y esas cosas del FILUX2016 (que por cierto está bueno, si
pueden, ¡asistan!). Pero hace rato, al momento de sentarme y prender la
computadora para comenzar a escribir, recordé aquel libro que nos muestra a un
señor un tanto loco que le da vida a lo que lee y que, nosotros al leerlo,
también cobra vida, Don Quijote de la Mancha. En ese sentido también las cosas
que requieren un tiempo, como escribir o leer, nos permiten vivir ¿no?
La
verdad no sé, y sinceramente (por hoy) no me interesa saber. Me siento muy
contenta y sólo puedo concretar pensamientos bonitos y melosos. Ustedes
disculpen si es que acaso ya los desubiqué con tanta vuelta (incompleta, tal vez) o si los aburrí
porque no llegué a nada. Espero, por lo menos, haber dibujado un espiral en sus
mentes.
La
chica entre dos planos
No hay comentarios:
Publicar un comentario