Por otro lado, dicho capítulo es breve. Y considero que hacemos bien fijando la atención en el detalle del aspecto físico de Leo. Su aspecto era perfecto, sus rizos bellos en extremo y de un carácter cálido y amigable. Esto me sugiere dos cosas: primero, que Leo verdaderamente parece un Dios griego encarnado; por otro, que la novela inicia con la vida, con el apego que a ella le tenemos y del cual nos cuesta deshacernos. La imagen sugerente de lo anterior está en el pequeño Leo frotándose las lágrimas con una mano en puño cuando deja a su nodriza.
Así, la aventura comenzará en el próximo capítulo donde dará pie el verdadero velo de Ayesha.
EL ARCA DE LO IMPOSIBLE
He visto una pregunta que, nuevamente, me ha inquietado en una serie de televisión, "¿todos podemos filosofar?".
Aurelius
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