Desde ningún lado
inmerso en la papalina
mi palabra casidulina
merodea cual ventolina
Al interior de la telina
donde se postra su presencia cipolina,
De fuerza y presencia isabelina;
Hogar donde la vitelina
será vida que reclama adrenalina
a la postre de su huella perlina.
Usted, cristalina,
Antípoda de la villana mesalina,
suave neblina tremolina y coralina
que camina sobre la colina niquelina...
Usted, guía fusolina al horizonte;
Retahíla de deseos que desfilan
Desafiando la calina cual tozuda cardelina
Para llegar a sus pupilas sibilinas:
mi prisión, mi bartolina...
Usted, mí cornalina,
Musa ausente y Luz crepusculina,
provoca que mi lengua parolina,
hundida en la bolina
por la insistencia cenzalina
de la mosolina,
declame tan fuerte como la malina
Cuanto inspira a la trepolina,
Tanto que mi ser declina
el existir sin usted, bella inquilina,
con sólo verla distraída,
ausente y tan fuera de mi vida.
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