Legión
"Reconozco que un espíritu impuro debe de
alojarse en mí, pero sin duda es muy modesto. Si fuera más importante, habría
buscado otro alojamiento."
"Ahora me doy cuenta de que, al hablarle de
mi horror por la ingratitud, sólo esperaba sus elogios por mi sinceridad"
El
corazón ansía, pero no a ti. La razón estira las manos esperando alcanzarte,
pero no consigue nada, y es que aún eres ajeno para mí.
¿Por
qué te tomé entre mis lívidas manos? No lo recuerdo, pero se me ocurre que por
algún gusto, o mejor dicho, por algún rencor –Yo diré que por amor a la
elevación. Has de haber caído en el olfato de mi libido que ansía poseer algo. ¡Temeroso
hipócrita de sí mismo!
¡Qué
ingrata es la fama del escritor! Ésta lanza los frutos, las llamas vivas de su
ingenio hacia cualquier par de manos, por ejemplo éstas que avanzan con
lujuria, con orgullo y sin talento por sus pliegos. Deberían escoger bien a sus
invitados. ¿No han escuchado eso de “en manos peligrosas esto sería un arma
mortal”? Imaginen ahora qué sería en manos torpes, inseguras de sí mismas:
frutos secos, esterilidad vanidosa.
¿Por
qué, poetas, sabios, amigos, me hablan? Creo que nunca he podido dejarme llevar
por sus mares de pasión y sabiduría. Soy desconfiado y no me dejo envolver por
ustedes, ¿qué sé entonces? ¿No ven que me atormentan? El ignorante es siempre
más feliz, y sin embargo, esto lo aprendí con ustedes.
No me
queda más que levantarme y creer su piadosa labor.
Veo mi
problema y lo denuncio, pero ¿es, acaso, ésta mi salvación? O ¿sólo me complazco
en el lirismo con que muestro a mi demonio? ¡Absurdo todo esto!
Abro
los ojos y veo que a dentelladas mustias la vanidad se alimenta. Un miserable
eleva la puerta y desde adentro ve tranquilo la tormenta.
Javel
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