Mira chiquilla que cuando era niño
y remendabas para mí la ropa
mientras al fuego se cocía la sopa,
se me ocultaba mucho tu cariño.
Mira chiquilla que era mucho el llanto
de tanto que a mi vista te perdiste,
siempre me preguntaba “¿a dónde fuiste?”,
y mucho tiempo te esperé por tanto.
Mira chiquilla que ahora que soy grande
veo todo lo que antes no veía;
veo lo que te duele y te dolía.
Mira chiquilla que ya no me arde,
pues ahora puedo ver lo que es amar;
lo veo en tu espejo; mírate mamá.
Glauco
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