Con una luna roja en la sonrisa
y dos luces debajo de las cejas,
se para enfrente a recibir las quejas
de los que de la vida tienen prisa.
Les cuenta chistes y hace malabares
con bolas de razón y de experiencia,
en él se encuentran la poesía y la ciencia,
mil puertos de saber a muchos mares.
El circo de la vida no valora
su presencia, ni tiene porqué hacerlo,
su acto lo hace un hombre pasajero.
Su acto se renueva a cada hora,
y en ella va marcando siempre el paso.
Un buen maestro es siempre un buen payaso.
Glauco
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