El agua rompe las hojas
y las vuelve a hacer crecer,
desde arriba las destruye
desde abajo es su nacer.
Todo dolor va cayendo
en el suelo desolado,
al alzarse va muriendo
hasta quedar perdonado.
Esto es de leones y ciervos;
lastimar es natural.
Danzamos entre los cuervos
mensajeros del final.
Sentimos el final cerca
cuando, expuestos al dolor,
tenemos la carne abierta
y la vida no es mejor.
Una herida, dos heridas;
el cuerpo es más duradero;
¿qué sería de nuestras vidas
sin desgarrarnos el cuero?
El océano es inocente
de la marea y la tormenta,
no hizo al náufrago indecente
ni a su mordida sangrienta.
Le rezamos al Señor
pero el Señor no nos reza,
le damos nuestro dolor
pero Él nos lo regresa.
Somos corazones rotos
con sus rotos corazones,
somos creyentes devotos
de inservibles oraciones.
La sangre brota en la herida
y la herida cicatriza;
de abajo viene la vida
regalándonos la risa.
El subterráneo consuelo
no es ninguna bendición
sólo es reflejo del cielo
buscado sin dirección.
Nadie tiene la respuesta,
nadie la puede tener.
La experiencia es una apuesta
que natural es perder.
Y no significan nada
la vids y la muerte. Deja
morir la herida pasada,
que al final la vida es vieja.
Glauco
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