Un hombre sin manos se ha metido
en lo más profundo de los hilos
que mueven a este títere caido
y trata de moverlo, mas no puede.
El títere se queda allí tirado
mirando de reojo a aquel gitano
sin manos y sin arte, desarmado,
que intenta regresar de dónde viene.
En el pasado este hombre vagabundo
lo tuvo todo y fue por todo el mundo
llevando, ¡allez hop!, un arte profundo
dador de voluntad a quien no tiene.
Pero el gitano ya no tiene nada,
sólo lleva en los hombros unas llagas,
recuerdo de sus brazos que abrazaban
al títere, y que ahora ya no puede.
Un hombre sin manos no acaricia,
no seca de sus ojos llanto y brisa,
sólo va por el mundo dando risa
por ser abrazo que ya nadie siente.
La moraleja de esta triste historia:
"Quién sabe los sabores de la gloria
encuentra en las ausencia la tragedia,
pues no sabe tomar lo que no entiende".
Glauco
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