Pantomima

En las manos se forman unas aves al vuelo,

se forman los conejos brincando sobre el viento,

y toman más figura en la sombra del suelo

cuando el sol se levanta. 

Las aves de los cielos le cantan al que canta,

y el que canta le pone a las aves palabra,

haciendo de las aves las notas que amamantan

el canto del cantante.

De vida y movimiento se llenan los estantes

de los enmascarados que fingen ser iguales

a los que, verdaderos, se disfrazan de amantes,

de hombres y mujeres. 

Entres luces y sombras se plasman los ayeres,

pasiones y visiones se plasman con pinceles,

se plasman los paisajes de los atardeceres

del mundo y de las almas. 

Las caricias del tiempo erosionan montañas

y así quienes las miran acarician con llanas,

cinceles y martillo las figuras extrañas

que se vuelven verdades. 

Se mueven las parvadas, las olas de los mares,

las luces de los focos, sombras de los nogales,

y con su movimiento facilitan los bailes

de los seres que danzan. 

La selva y la sabana figuran una casa

que se sostiene sola con su naturaleza. 

Esa naturaleza vertida es en la plaza

dejando su estructura. 

Todo lo que se mira eternamente dura,

ya sea por la memoria, ya sea en papel y tinta 

Se llena el universo de la literatura

y ella del universo. 

En las manos se forma la cruz con dos maderos,

el símbolo y el signo, el concepto y el verbo.

Las manos son al hombre como el suelo es al cielo,

le llevan el objeto y éste lo vuelve bello. 

Glauco