Sé, por favor, la casa,
sé el templo, sé la morada.
Sé el hogar que me abraza,
templo de sangre sagrada.
Sé, por favor, camino,
sé la senda, la vereda.
Sé el sendero divino,
senda de satín y seda.
Sé, por favor, la huella,
sé la pista, sé el indicio.
Sé el fulgor de la estrella
que al navegante da inicio.
Sé, por favor, el verde,
sé el rojo, sé el amarillo.
Sé el color que se pierde
entre la sombra y el brillo.
Sé, por favor, la mesa,
sé el sacrificio, sé el rito.
Sé milagro, sé sorpresa,
lo arcano que necesito.
Sé, por favor, cascada,
sé el desemboque del río.
Sé pasión desbocada
para un corazón sombrío.
Sé, por favor, la diana,
la melodía de alba y gallo.
Sé canto de mañana
despertando de soslayo.
Sé, por favor, un cuento,
sé un mito, sé una leyenda.
Sé el sueño que me invento,
realidad que me sorprenda.
Sé, por favor, sonrisa,
sé mirada, sé semblante.
Sé rostro que desliza
su imagen hacia adelante.
Sé, por favor, distancia,
sé meta y sé lejanía.
Sé fin de la arrogancia.
Sé lo que busco día a día.
Glauco
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