Te veo. Aún te veo.
Aún eres cielo y mar,
imagen, voz y recuerdo.
Aún eres maná y pan.
Vienes con nubes y lluvia,
con el brillo del ocaso;
la paz, la guerra, la furia,
del cielo que me ha quedado.
Musitas olas y espuma,
espejos de magnetismo.
Mi oído de ti no ayuna.
Navegas sobre mi oído.
En mis párpados cerrados
dibujas partes de dios:
fuego, tablas, cruces, manos;
dibujas alfa y amor.
Hablo a la fuerza del viento.
Entra, sale, es remolino.
Es la fuerza de mi aliento,
capa de un beso divino.
Vienes, círculo del tiempo,
giras y te quedas quieto.
Le das amor a mi cuerpo
cual ave de Prometeo.
Haces crecer la semilla
de mi anhelo, de mi hambre,
alimento de mi vida,
fruto que alienta mi sangre.
Un bocado de energía
eres para mi presente.
Vienes con una mordida,
me das vida para siempre.
Te veo. Aún te veo.
En las aguas y en el cielo,
al soñar y al recordar.
Eres mi pan, mi maná.
Te veo. Aún te veo:
la ciencia de lo que creo,
amor de lo que deseo,
la esperanza con que albeo.
Glauco
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