Entre más pasa el tiempo más se escucha
sonar una canción agustiniana.
Es el repiquetear de una campana
que entre bronce y vaivén hace una lucha.
Aquella lucha estalla en un sonido
que viaja más veloz que un raudo viento.
Se escucha más, en cada movimiento,
esa canción de tiempo, Dios y ruido.
Camina y caminando va por donde
le da placer andar. Es libre de ir.
Es libre de bajar y de subir.
A simple vista al ojo se le esconde,
mas no puede escondérsele al oído.
El tiempo es movimiento y es sonido.
Glauco
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