Entre mis venas hay algo especial:
una disposición para la vida.
Esa disposición se halla escondida
entre lo fútil y lo natural.
El átomo está vivo y se traslada
de ellos a mí y de mí a la eternidad.
Somos partícula de la unidad,
Lo que sería el pecado de la nada.
Camiones, fotos y computadoras,
puentes, literatura y el martillo…
se llevan en lo humano (en el hatillo).
Vivimos los momentos hechos horas.
Somos la parte, somos el minuto,
somos atómicos, lo diminuto.
Glauco
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