Llegó la hora del horror,
la del corazón minado,
llegó al marcharse el amor
lejos de lo iluminado.
Ya se hizo de noche,
la ira es la lujuria,
el pobre es derroche,
la risa es penuria.
Ya se oscureció,
el agua es cerveza,
el odio es amor,
el pecho es cabeza.
Llegó la hora de la muerte,
la del corazón que estalla.
Más nos vale que la suerte
nos ayude en la batalla.
Llegó la hora de decir
que la hora siempre ha llegado.
Siempre es hora de morir
y el vivir la ha retrasado.
Glauco
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