Pisadas en un viento nebuloso
trazan sendas de ruido, hiel y oro,
gimiendo en los recodos de las cosas
agitan el aliento en metros y horas.
Entre esos irreconocibles sitios
crece un amor del tallo de los lirios.
En ese amor el aire se hace humo
etéreo que suma infinito al uno
y el ruido se sonroja en melodías
que a nuestros ojos cantan maravillas,
la hiel nos sabe a sueño no soñado
y el oro vende todo lo que amo.
No sólo a mí me pasa lo anterior,
le pasa a todos los que también son...
Somos pisadas en un mundo incierto,
somos pisadas puestas en el viento.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario