Estás dormida y te miro.
Me pregunto por qué no te despierto
si a cada tenue y cálido respiro
me siento menos muerto,
más bien me siento vivo;
vivo en cada jadeo que por ti escribo
cuando me arde tu vida
y tú ni en cuenta pues estás dormida.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario