Sufres de amor y todavía así amas.
No sé si es el amor o es el humano
quien, por un Dios ingrato y muy lejano,
baila en las incoherencias de las samas.
En la alegría tus lágrimas derramas.
No sé si sea en el pecho o en la mano
que, lejos de lo vano y lo mundano,
se duermen los placeres cuando amas.
Sufres de amor y lloras, todavía,
por un amor que miras y no tienes
Cuando lo tienes miras y no vienes
del ríspido vaivén de la alegría.
Sufres de amor y lloras largo rato.
No sé si es el amor, o el hombre, ingrato.
Glauco
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