Ahí en la sombra viven las castañas,
los truenos, las guitarras, los murmullos,
se envuelven en oníricos capullos
de imágenes de gas, un tanto extrañas.
Las sombras prodigiosas son urañas,
confunden la soberbia con orgullo.
El ruido es ese mítico barullo
que da monstruosidad a las arañas.
Ruido de fondo, sombras y quietud,
son elementos de lo misterioso.
El hombre vil se vuelve temeroso
en el silencio de la ingratitud.
La imagen, el terror de lo soñado,
se mueve en la neblina, en lo escuchado.
Glauco
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