la paz, la guerra y el mal,
lo divino y lo animal,
lo efímero del sabor,
las mil venas del temor…
La desgracia se propaga
por doquiera, es una plaga
llevándonos a sufrir,
a despertar y a morir
sobre el ancho de una llaga.
Sin ojos, sin pies, sin manos,
sin gozo, sin alma mía,
sin la fe del nuevo día,
sin campo fértil, sin granos,
sin los saberes humanos,
andamos como el que quiere
morir pero no se muere,
porque tiene algo qué hacer;
hay que volver a nacer
cada vez que algo nos hiere.
Pero nacer también duele
y siempre nos duele más,
es el costo de la paz
y hasta que no se revele
un amor que nos consuele
miraremos sin amor.
Nos hace falta el calor
del sol que dibuja el alba,
nos falta eso que nos salva
del infinito dolor.
Glauco
No hay comentarios:
Publicar un comentario