La política no
sólo se trata de resultados, de efectos. Vivir políticamente implica actuar. Para
actuar hay que pensar, no sólo desplazarse como un objeto de un punto a otro.
Una acción no surge espontáneamente en el desierto, las acciones se realizan
por lo que veamos resulta posible y vemos que es mejor hacer. Pero actuar de
acuerdo a nuestras posibilidades es complicado si no entendemos lo que podemos
hacer bien. Lo cual no quiere decir que lo que podemos hacer sea lo que ya
hayamos hecho. Por ejemplo, si en una disputa entre dos familiares fue mejor no
involucrarnos para que ellos no quisieran utilizarnos como aliados o enemigos y
así evitar que el conflicto se robusteciera, no quiere decir que en toda
disputa (sea entre familiares, amigos o compañeros de trabajo) nos conviene
quedar al margen. Para que una acción no sea perjudicial hay que saber a qué
contexto se está planeando concretizar. Actuar bien no quiere decir conseguir
lo que nos parece bien, pues lo que creemos que nos conviene a nosotros podría
afectar a otras personas, ser injusto. Para no caer en la injusticia con
apariencia de justicia hay que pensar cuidadosamente las consecuencias de
nuestras acciones en nuestra comunidad.
En sentido
estricto no estamos en una comunidad si no hacemos política. Y hacer política
va más allá de organizarse para una marcha. Hacer política involucra
relacionarnos para vivir del mejor modo posible, lo cual involucra habituarse a
actuar virtuosamente. Quizá mediante el diálogo podamos relacionarnos de mejor
manera, pero la evidencia actual nos presenta que casi no dialogamos; muchas
veces ni siquiera escuchamos a las personas con las que nos relacionamos
cotidianamente, no entendemos lo que nos quieren decir, sólo lo que nosotros
creemos que están diciendo. Si en nuestras relaciones políticas impera el vicio,
la injusticia de la violencia, se va deteriorando la posibilidad de poder vivir
en comunidad, nos vamos segregando y cada quien procura el modo de hacer que
impere su voluntad mediante la fuerza. Ese es uno de los principales problemas
para que la justicia se realice: la violencia. Cuando la política se reduce a
una lucha de fuerzas es imposible la justicia. Cuando la justicia es imposible
no hay política. La lucha de fuerzas puede darse entre la población y la clase
política. La lucha de fuerzas puede parecer justa.
Fulladosa
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