En un viejo recinto de anarquistas
un hombre, con un nombre donde dios
es una fuerza, pudo alzar la voz
y sembró el caos en todos los artistas.
Así, llegó al Consejo de los Días
y se encontró con otros tantos hombres
del caos, que de los días llevaban nombres;
eran devotos de las anarquías.
Después de varias juntas y reuniones
el hombre fue notando atisbos leves
de aquellos hombres y de sus traiciones
a ese Consejo. En circunstancias breves
el hombre quiso ver en las razones
la causa de llevar el nombre Jueves.
Glauco